Ella.
Y me acechas, en tus noches más sombrías; llenas de soledad, buscando un hombro en el que llorar.
Y continuas, con tus vaivenes descarados que me tienen desconcertado, en mitad de la penumbra; desolado.
Y espero, agazapado, que sepas leer entre líneas, y encuentres mi nombre en tus plegarias.
Paralizado, queriendo ignorar esta voz interior que te grita; que me corroe.
Que me pide que confiese, que lo reconozca, que deje paso a tu corazón.
Me pides demasiado, le digo. Este muro ya no tiene grietas, este interior ya no tiene forma.
Estoy roto, descompuesto; si la armadura se cae, queda la nada.
Pero puedo fingir que estoy entero, que jamás dejaría de sonreír; tú haces eso, haces que lo olvide.
Creo que me ves más allá de donde yo soy capaz, y me das miedo.
Quiero deshacerme de ti, no quiero sentir nada de nuevo.
Mente fría, corazón helado; jamás existió mentira más cruel.
Mente fría, corazón enamorado.
Y no lo llamo amor, querida, porque no lo es, es alegría por estar a tu lado, un estado de bienestar prolongado.
Es un "úsame un rato más", que las emociones, las dejo aun lado.
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