1.

Ese últimos adiós se ha quedado entre los campos de trigo y el sol cegador.Cual caballero sin escudo y sin corazón, arrastras tras de si una bella maldición. Al irte dejas auroras de depresión, tempestades desorientadas, golpes de frío y calor. La ausencia muta, miles de insectos salen de su interior, alborotados vuelan,siguen los palpitos de un joven trovador. Sentado en el capo del coche, acurrucado en la niebla, aún no ha terminado su canción,pero él improvisa,baila sin temor.


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