Una llamada al 666.

Encontré un bonito trébol de cuatro hojas. Lo deshojé. No quería que nadie cumpliera sus sueños, quería el caos a mi paso. Soy un hurracan que arrasa con todo a tu paso, no dejo ni un latido en el viento. Y mi sonrisa deja ver mis dientes, mi felicidad está en su cumbre. Y me da igual el miedo, mis actos son puros antes mis ojos. Nadie puede juzgarme, soy un prodigioso cadáver que deambula por las calles. Soy la muerte que acecha en las sombras, a la espera de mi hora.

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